PEDALEANDO CON IRA

“En las fronteras acecha la barbarie, en el interior la situación es ruinosa, un estado en bancarrota paga su mala gestión, ahogando en impuestos a sus ciudadanos, mientras sanguinarias conspiraciones, enfrentan a los candidatos. Por si ello fuera poco, sucesivos brotes de peste asolan la capital y las provincias” Estoy en un zoom con una amiga argentina que vive en Boston.

“¿Es esa la situación en el país?” me comenta angustiada.

“No, lo dijo Plotino hablando de Roma en el año 230”.

Seguimos hablando de Donald Trump, “No va a haber traspaso de mando, igual que allá”, me dice.

Salgo con la bici, voy al muelle. Estamos terminando la pandemia.

A finales de los años 70, asistí a unas clases de Michel Foucault en el College de France inaugurado en 1530. Habló de biología, habló del estado, comenzaba a esbozar lo que completaría en “La Voluntad de Saber”, se acaba el estado territorial y comienza el estado poblacional. Soberanía y nación serán reemplazados por biopolítica, me pareció entender. Pfizer, Sputnik, Oxford Astra Zeneca, Synopharm, Moderna, Covishield, Jansen, Cansino, virus, pandemia, holocausto, me recuerda esa voz que nos constituye.

Pedaleo con vigor, con ira.

Son las 6.45 am, tenue llovizna, nadie en las calles. La que informa la temperatura en la radio, cada vez que llueve, adjetiva “día feo en Buenos Aires y alrededores, así seguirá toda la semana, horrible”, la demandaría por discriminación, para mí son los días más bellos, con el horizonte bien negro que exalta el color marrón del agua que ya veo desde la loma de Roque Saénz Peña, giro a la derecha, Quinta Bosque Alegre – Gay Foorest -, me digo, como si fuera la gallega del Waze, a la izquierda en José C. Paz, paso frente a la casa del ex Presidente Macri, curioso, su reiterativo “sí se puede”, siempre me pareció que iba dirigido, más que a los que lo votamos, a su italiano padre. “Sí se puede viejo, sí se puede y espero que vivas para que veas cuando un peronista me coloque la banda presidencial”. Pues no se pudo y la “exitosa abogada” lo vio por TV, izquierda en calle Vicente López y luego todo a la derecha por la senda costera.

Derecha, izquierda, público, privado, absolutismo, democracia, todo me huele a naftalina.

Debería haberme quedado en casa, está lloviendo, esto no es llovizna, esto no es que aumentó el dólar, es que el peso hoy vale menos que ayer, pero más que mañana. No, no es lo mismo, pero pedalear con viento en contra y lloviendo al amanecer, un domingo, sólo se me puede ocurrir a mí, lo único que falta es que me resfríe, neumonía bilateral, Covid, hospital, Parque Memorial, sólo asistió al entierro un perro vagabundo, orinó sobre mi tumba, Boris Vian, muerto de risa se ocultaba detrás de un ombú. Hoy en Londres hay dos grados bajo cero, llueve y hay probabilidades de nevadas. De estar viviendo allá, estaría saliendo del 78 de Onslow Gardens en South Kensington en el Mini Cooper verde, tomaría la M4 rumbo a Rye y almorzaría en The Mermaid, viendo crepitar las llamas de la chimenea, pero se me ocurrió volver, ser Ulises y narrar mis aventuras. Llegué al puerto de Buenos Aires desde Génova tres semanas antes de la gloriosa recuperación de las Malvinas, “they were, they are and they will be”, mejor sigo pedaleando, ya está parando, ha salido el sol. Ya sale vapor de los charcos, en minutos dengue, zika, chicungunia, no les digo, la biopolítica otra vez, o ¿me estaré poniendo hipocondríaco?

Llegué al muelle de Pacheco; ahora un sol que platea el río, sin embargo allá, en la ciudad está oscuro, es el momento en que el perfil de Buenos Aires se pone negro, da la impresión de ser una ciudad de ébano, en vez de cemento, acero, vidrio, hierro. ¿Buenos Aires se pone negro o negra?, ciudad negra, puerto negro ¿Qué sos Buenos Aires negra o negro? ¿Qué carajo quisiste ser Buenos Aires? ¿La reina del Plata, Mi Buenos aires querido, la cuna del tango, la capital de un imperio que nunca fue, la París del Sur, la ciudad más europea de Latinoamérica, la New York hispanoparlante? ¿No te da vergüenza Buenos Aires, en lo que te has convertido? Eras la única ciudad del mundo con una sucursal de Harrods desde 1913, ni New York, ni Toronto, ni Sidney, ni Wellington, ni Cape Town tuvieron ese gusto, y hoy de noche, indigentes sin techo ni trabajo arrancan los marcos de cobre de las vidrieras vacías de lo que en su momento fue la mejor tienda del continente.

Cuando estudiaba dereccho, lo que hoy es el barrio Padre Mujica, ex Villa 31; a mediados de los 60, era un asentamiento de no más de 10000 personas, hoy es una ciudad de entre 40000 y 50000 habitantes, (San Martín de los andes tiene 45000). Fue la iglesia la que le pidió a Menem que lo frenara al Intendente Dominguez y sus topadoras en el proyecto de erradicación de la villa. Si fuera preocupación por los pobres, hasta los apoyaría; lo terrible, lo hipócrita, lo increíblemente canalla es que es amor por la pobreza.

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