VIAJAR ES INDISPENSABLE, VIVIR NO LO ES

GALÁPAGOS (2016)

Heráclito, rodeado de mar, escogió, sin embargo, al río como metáfora de la fugacidad de la vida, yo, en cambio, que siempre me identifico con el río, estoy en un gomón, en el pasaje que separa las dos rocas que sobresalen del Océano Pacífico, como aletas de un gigantesco fósil de una incomprensible bestia, en Kicker Rock, Galápagos, gozando esa fugacidad.

No hay sol aquí, el canal estrecho, sombrío; por momentos lúgubre, me invita a ponerme la máscara y zambullirme. Todo mi cuerpo se reduce a visor y respirador. Soy sólo ojos y boca; lo demás es color, silencio, misterio.

Ahí debajo, el fondo quieto del mar de repente se mueve. Un tiburón martillo: es una masa enorme de carne al acecho, tal vez desde siempre que nada con soberbia impunidad hacia mi.

JUST A BRICK ON THE WALL

Todas las mañanas, durante dos años (1978-1979), una mujer, vestida con el uniforme gris de London Transport, abría y cerraba la puerta del ascensor de la estación Covent Garden de la Piccadilly Line.

Su cara era tan triste como el uniforme.

Me fui al sur de Francia, al campo, por dos años. Volví a escucharla decir “doors closing”.

Caminé por India seis meses. Regresé a Inglaterra, y ahí estaba, como si fuera la Reina, en representación de la nación, cumpliendo con su deber de anunciar que cerraba las puertas.

Es 2020, cada tanto pienso en ella.

No creo que haya dicho más que “thank you so much”, cuando le entregaron la medalla de aleación por sus 30 años de servicio.

JALGAON (1980)

Aun con las imágenes de las piedras enormes, y tal vez eternas, esculpidas en las cuevas de Ellora y Ajanta, y también en algún pliegue de mi cerebro, espero el tren en Jalgaon.

Doce horas de retraso en Occidente, ameritan una cancelación; en India, te miran caminar irritado y parecen decirte, esbozando una sonrisa y meneando la cabeza: esto también es ilusión.

Con 56 grados centígrados, los que para cualquier amante del frío, son, no el umbral, sino el mero infierno, abordamos el tren que al iniciar la marcha, mitiga en parte, tan agobiante temperatura.

Es medianoche, vamos a Agra.

El relámpago ilumina el desierto caliente de Mahya Pradesh, después llega el trueno y el ansiado aguacero, pero ese instante entre la luz y el estruendo, quedó grabado, hasta hoy, en esta mañana de otoño en San Isidro. Vi entonces, el fugaz campamento, las palmeras, los camellos, túnicas blancas corriendo, los destellos de una ráfaga de metralla y el rostro del niño, sentado frente a mí, aterrado.

EL LECHERO (1978-1979)

Con puntualidad británica, llegaba a diario al restaurant, donde yo trabajaba. Era el lechero, se llamaba Smith. Nacido en Devon, vivía en Kentish Town.

Entre los panes de manteca, las botellas de leche y las pequeñas de crema, me comentó que ese día estaba cumpliendo 49 años.

Canté para él;

In a cavern, in a canyon

Excavating for a mine,

Dwelt a miner forty-niner

And his daughter, Clementine.

Se me apareció así súbitamente, la sonrisa cómplice, agradecida, en el Falkland Island Cemetery, aquí en Malvinas, en el invierno de 2017.

THE PROSPECT OF WHITBY (2019)

Estamos en Wapping, al este de Londres.

Entramos en The Prospect of Whitby. Llovizna, hace frío. Converso con un amigo de toda la vida. Cuando lo conocí, él tenía ocho años, ahora vamos al casamiento de su hija en Edimburgo.

A este pub, que es de 1520 -le digo-, venían Karl Marx y Friederich Engels. Sí, también Dickens y Peppys, y es probable que hasta Juan Manuel de Rosas.

Te lo imaginás a Rosas, jugando al truco en pareja con Marx contra Terrero y Engels.

Rosas, acostumbrado a tener el poder, recibe el ancho de bastos y le guiña el ojo a Marx.

Se sabe; creo que lo publicó su nieto, que Marx prefería la Guinness, en cambio, Engels, un tanto más burgués, el Chateau Margaux 1848; estimo que Rosas, un clarete. Pedimos pastel de pollo, bebemos malbec de Mendoza.

CAMINOS DE ISLANDIA

Es Julio, es 2013, es una impecable y estrecha capa asfáltica que une Reykjiavik y Hofstos. Se descompone el jeep Vitara que alquilé. El celular no tiene señal. Tengo frío. Bajo del auto, hay nadie. Hay menos luz. Me maldigo. Insulto al mundo, a todo el universo, como si sólo estuviera poblado por humanos. La inmensidad vacía, me quita todo sentido como individuo:solitario es quien se aparta del todo, no quien padece la nada.

Tal vez, pienso, la misma sensación límite de haber estado en el World Trade Center, aquel 11 de septiembre.

Hay todavía menos luz. Veo en la loma, dos focos acercándose, otros dos detrás, otros dos seguidos por otros más grandes.

Tengo un miedo diferente, es el miedo del lobo frente a los cazadores.

RETIRO

Muchos rostros sin nombre pueblan mi vida; la mayoría de niños que mendigan, la mayoría en cualquier estación ferroviaria de la India, en alguna, en muchas, demasiadas esquinas de cualquier país sudamericano. En las cercanías de Retiro.

Lector de Borges, me digo: este rostro ya lo vi, es la doctrina de los ciclos; mañana es cualquier ayer.

Ellos también, a pesar de su corta edad, vieron pasar a muchos, que como yo, les dejamos el vuelto del capuchino y dos de grasa con que acabamos de desayunar.

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