SOLEDAD & SOLOIDAD

Soledad es ESTAR solo, los que hablan de soledad lo dicen con tristeza, con amargura, se sienten abandonados, lo dicen con pesar y están enojados con el mundo, son los que padecen la condición humana; viven en un pasado idealizado o en un futuro esperanzador. Necesitan dioses. Líderes políticos. Un campeonato de cualquier cosa, obtenido por otros. Algo o alguien que los salve. Siguen tomados de la mano de mamá y papá. De ser argentinos, les gusta el tango cargado de nostalgias. La memoria, en ellos, siempre refiere a que todo tiempo pasado fue mejor y en materia de memoria sexual suelen alardear de los “logros” de cuando tenían entre 20 y 35 años, “de su rendimiento”. A los 65 años, como obedeciendo al mandato de la Seguridad Social, SON jubilados, engordan, ven televisión muchas horas, se ponen tristes y se sabe los seres humanos morimos de tristeza que adquiere las formas conocidas como ACV, depresión y un variado menú de cánceres que abarca desde el pelo a las uñas del pie. ESTAN solos y SON jubilados; si ahí se ubican, les deseo suerte pero no toquen el timbre de casa ni me sigan en Instagram.

Soloidad es SER solo, los que hablamos de soloidad lo decimos con alegría, con entusiasmo, nos sentimos en relación con y estamos encantados de estar en el mundo, somos los que gozamos el “Carpe Diem”, habitamos el presente, gozamos el pasado que ya fue cuando fue presente y soy como soy por lo que fui e hice; el futuro será gozado en tanto se haga presente. Ni ayer, ni mañana: HOY. Si somos argentinos nos desagrada el tango cargado de nostalgias. No somos melancólicos.

Soloidad, no existe como palabra (la inventé hace un tiempo) Aclaro, no vivo en una nube “flática” (a esta la acabo de inventar). Obviamente que lloro, y que me enojo, angustio y me duele la realidad y muchas veces tengo ganas de “matar” (dogmáticos, predicadores, hipócritas, políticos profesionales, burócratas; sí todos ellos); este tipo de sujetos son los que me hacen estar de acuerdo con Isidoro Ducasse, Conde de Lautremont (1846 – 1870) cuando maldice al ser humano y en especial a Dios por haber generado tal bestia; pero no hago de esa situación mi bagaje existencial; es una carga de la que me desprendo con trabajo intenso, rápido y creativo. Tampoco me ocupo en convencer a nadie, detesto el rebaño, tanto como pastor y más aun como obediente cordero. Mi memoria sexual, es experiencia; es obvio no soy el que fui a los 30 y cuando tenga 99 y medio, pues me faltará medio año para llegar al siglo, y si me equivoco, bueno ¡qué son 10 ó 20 años en la eternidad y en el infinito universo!

Al concepto aristotélico que se lee en el Libro I de “La Política”:”El hombre es un zoon politikon, el que vive solo es una bestia, o un sabio”; le opongo el pensamiento de Jean de La Bruyere (1645 – 1696): “Todos nuestros males provienen de no poder estar solos” Aristóteles en su “Ética a Eudemo” (de aquí deriva eudemonología, que es el arte de llevar una vida agradable y feliz como sea posible) reconoce, sin embargo, que la felicidad pertenece a los que se bastan a sí mismos. Recordemos que lo que hace al hombre sociable es su pobreza interior. A Arthur Schopenhauer (1788 – 1860) tal vez le hubiera encantado mi neologismo (soloidad), él , gran soltero, nos recuerda que “Cada cual sólo puede ser el mismo plenamente mientras está solo; así pues quien no ama la soledad tampoco ama la libertad: pues únicamente cuando uno está solo es libre”.

En lo que es su libro menos filosófico, de ahí el nombre “Parerga y Paralipómena” algo así como “apéndice” o “accesorio “(parerga) y “dejado” u “omitido” (paralipómena) donde hay cantidad de aforismos y fragmentos con respecto al desafío personal que implica la vida. Vaya como ejemplo, el epígrafe de Chamfort con que comienza el capítulo “Aforismos sobre la Sabiduría de la Vida”; “La felicidad no es cosa fácil, es muy difícil encontrarla en nosotros e imposible encontrarla en otra parte” (y sí brother, es un trabajo). Me gusta leer a Schopenhauer, también a Petrarca (1304 – 1374) “De la vida Solitaria” y me tienta Johan Georg Ritter von Zimmermann (1728 – 1795) “Consideraciones sobre la Soledad”. Pero sé también que “dejaremos este mundo tan tonto y tan malvado como lo encontramos al llegar” como bien dijo el querido Voltaire (1694 – 1778).

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